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Gaudí y el equilibrio
“Un árbol crece hacia arriba, aguanta las ramas y las ramas, sus branquitas y estas, a su vez, las hojas. Cada una de las partes ha estado creciendo armoniosamente, magníficamente.”
Antoni Gaudí
Haz como el niño Antoni Gaudí, conocido en Riudoms como Anton de la Calderera. Él jugaba entre los árboles de la Pineda del Sec. La inclinación de aquellos troncos, inmensos a los ojos de un niño, le sugieren como aprovechar aquella naturaleza para evitar las líneas rectas.
Pinos inclinados por la fuerza del mistral. Disfrutó recrea aquella inclinación en sus obras, como las columnas del Parque Güell.
El tronco de una palmera le sirve para modelar pilares que, con la forma y las sombras que crea la luz, se convertirán en columnas magistrales.
La copa de la palmera vista por debajo le proyecta un pilar con sus nervios para sostener la vuelta en diferentes construcciones. Le plantea dudas de resistencia, de equilibrio y le sugiere soluciones estéticas espectaculares.
Los Gaudí y Riudoms
Rosa Serra Torroja, conocida como “la Calderera”, tuvo que enfrentarse al infortunio. Su hijo mayor, Francesc Gaudí Serra, tenía quince años cuando perdió a su padre. Era un chico vivaracho y trabajador. Sabía de letra, pero no se podía hacer cargo del taller familiar de calderería (no hay ninguna otra calderería en Riudoms donde aprender el oficio). Francesc tuvo que ir a Reus a trabajar al taller de Antoni Cornet Sans, el cual, al cabo de unos años, acontecerá su suegro. Antoni Cornet no tenía ningún hijo; tan solo tres chicas. Antonia, la grande, se casó con el aprendiz Gaudí y del matrimonio nacerá, el 25 de junio de 1852, un chico delicado de salud, pero un genio como artista: Antoni Gaudí i Cornet, Anton de la Calderera.