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Gaudí y la naturaleza
“Todo sale del gran libro de la naturaleza, las obras de los Hombres son un libro impreso”
Antoni Gaudí
La Ruta Gaudí Riudoms es la única ruta del mundo que te permite conocer la personalidad social, cultural y espiritual del genial arquitecto, en los mismos lugares naturales donde jugaba de pequeño. Gaudí engendra una arquitectura completamente nueva. Con esta ruta entenderás como saca las formas de la naturaleza y las transporta a la arquitectura.
La corteza de los árboles, los troncos de los plátanos, las escaleras que cogen colores y formas diferentes, los líquenes agarrados a una piedra en una umbría se le insinúan como un compendio de formas y colores que inspiran Gaudí. Las hojas del palmito, tan habitual y menospreciado en nuestras tierras, sugieren a Gaudí el diseño de las rejas de la casa Vicens. Hasta una mala hierba como el crespinell, desde el tallo hasta la flor, le inspiran las torres de la Sagrada Família.
La Riera de Maspujols
En sus crecidas intermitentes ha arrastrado todo tipo de materiales que quedan depositados en su cauce. El niño Antoni Gaudí juega removiendo los sedimentos a la búsqueda de materiales que le sirven de inspiración. El Arroyo se convierte en un eje vertebral de diferentes asentamientos humanos a lo largo de los siglos. A ambos lados de su curso se han encontrado restos arqueológicos.
El Mas de la Calderera
Gaudí nació en la masía de la Calderera el 25 de junio de 1852. La finca pertenecía a la familia de Antoni Gaudí desde el siglo XVIII. Situada a unos tres quilómetros del pueblo, junto a la riera de Maspujols, atravesada por la mina de Sant Isidro o del Mas de Pep. Una de las muchas que atraviesan el término de Riudoms de norte a sur. Los dos plataneros centenarios ante la masía y la era fueron algunos de los espacios más frecuentados por el niño Antoni Gaudí.
La plaza del Árbol de Riudoms. Homenaje a Gaudí
El arquitecto Hiroya Tanaka diseño para Riudoms un espacio lleno de elementos gaudinianos donde la naturaleza y el simbolismo oriental y occidental se dan la mano. La plaza del Árbol esconde relatos sobre Gaudí entre una sardana de sakura, el cerezo japonés. Gaudí habría sido feliz de saber que, en su pueblo, un japonés creativo continúa evocando el gran libro de la naturaleza. En medio, el agua mueve el mundo. Obsérvalo.
Siéntate en uno de los bancos, tan solo unos minutos, y imagina un diálogo entre Gaudí y Tanaka: el amor y la pasión son la magia de la comunicación universal porque son de verdad.